06 de mayo de 2028 Valle Gran República, La Gomera Islas Afortunadas
–¿Muchacha te has enterado? (leer con acento canario y con el mar de fondo). Hoy, al ir a lavar la ropa donde siempre, la Elena me silbó noticias*. Me habló de un nuevo virus que se llama RepublicanoVirus y me dijo que se contagia a través del wifi. Por lo visto está causando estragos entre los atrofiados.
–Menos mal amiga que aquí nunca hemos dejado que nos frieran el cerebro con las malas ondas. Ya lo decía mi abuela, Philippine, “lo que quieras decir, a la carita y si no te atreves, pues mejor calladita”. ¡Chacha qué miedo al silencio! Con lo bien que se está viendo las nubes pasar y sacando la mano por la ventana para sentir si llueve. Pero, espera, que me voy por las “redes”… A ver, explícame lo de esa enfermedad, que aquí siempre hemos estado todas muy sanas.
– Pues resulta que en las ciudades, donde surgieron los primeros atrofiados ya se están dando casos en los que los coches son más inteligente que los conductores, los portátiles ocupan los puestos de trabajo de sus “dueños” y por las calles se ven a los urbanitas desorientados cuando les falla el teléfono. Me contó también que los desconectados están volviendo de los pueblos para ayudar a los atrofiados a recuperar su instinto para que pierdan el miedo a relacionarse y salgan a la calle y logren curarse de la enfermedad que harto tiempo les lleva atacando el alma y el espíritu. Como decía mi abuela: cuanto menos intermediarios mejor anda el dromedario.
– Qué bien hablas hermana –Y tú, qué bien escuchas…
– Por cierto, ¡qué bonita te ha quedado la caseta!, y… ¿de dónde sacaste tanto aluminio?
– De la antena 5G que desmontamos.
– Ay calla, de cuando creíamos que la tecnología nos “mejoraba”. Jejejeje…
– ¡Hay que ser zoquete! ¡Si lo traemos todo “de paquete”!